sábado, 6 de marzo de 2021

Antonia (fragmento)

 

Antonia

Me acerco a sus vellos

y supuro las heridas con mi lengua

Evoco el canto de la implosión

que se fuga por los agujeros

de los órganos

“Matemos al Tiempo, no faltes...”

 

En el sótano de la mansión se celebra un concierto de música construida con placas oxidadas. Ella entreteje los errores de la perfección con un chelo acorazado; la fricción entre las cuerdas para demoler el monumento de frágil tensión. Cierra los párpados.

       Otros instrumentos se integran a la complicada armonía de contrastes. Un viejo piano de cola canta su arrullo suave para abrirle paso al trombón, mientras la viola se revuelca excitada en su cadencia.

       Preludio al Genocidio es la última etapa de un proceso suspendido en interludios. Las texturas envuelven los cuerpos entumecidos por una marea de incertidumbre.  Al público llegan las imágenes sonoras de una historia inquietante que les suspende la respiración.

       El trombón contrapuntea con el piano para romper su arrullo, se insinúa con inocencia hasta llegar al chelo acorazado. Arrullo arruinado. Y el chelo impone una cámara profunda donde la viola danza grácilmente, acometiendo estridentes emisiones de placer. Ahora el piano se vuelve una oscura fuerza que los incorpora lentamente como la determinación de quien intenta mantener un portal cerrado cuando la muchedumbre está por desgajarlo. Unos tambores retumban acumulando la presión; el equilibrio está por suspenderse. El trombón se convulsiona; la viola y el chelo intentan un clímax en contrapunto y el piano los corrompe con el canto unánime de los árboles transformados en lo más gentil de su nobleza. Los tambores liberan la potencia del silencio perfilando a los instrumentos en caída libre.

       Los que escuchan en éxtasis colectivo se abandonan al fluido de su sangre adrenalínica poseídos por una descarga que electrifica sus genitales. Antonia –que por una contracción jala su labio inferior hacia un lado de la cara–, azota las cuerdas con el arco escurrido de saliva.

       ¿Quién es Antonia? Ella es la autora del concierto ejecutado; un acto que sentencia la falsa impavidez de su presencia.

       Los instrumentos sueltan notas a intervalos continuos en el intento de prolongar su existencia y las lágrimas de Antonia se pierden en destellos de luz. Revienta unos tensores de su arco y las notas sincopadas de los demás instrumentos se acumulan hasta conseguir una demolición rotunda. Las luces se apagan.

       Al prenderse otra vez para despedir a los músicos, la audiencia consigue derribar el portón que los sonidos contenían y se fusiona en un híbrido de miembros sin control. Sus rugidos saturan la acústica del lugar hasta alcanzar una distorsión grave y pausada. Sin hacer reverencias, Antonia se apoya en el chelo, con el deseo de eliminar al monstruo que tiene enfrente. Pero sólo se cubre la cara con las manos y suelta su instrumento (opacada la queja por el escándalo de gritos y aplausos)

 

Los músicos se han ido, la imagen de la bestia queda exhausta y dispersa. Antonia está sola en el escenario. Sentada en la silla, como única huésped de la quietud, piensa en la utilidad de aquel escenario... Los sótanos son el cementerio de recuerdos, de cosas viejas e inservibles refacciones...

       Calladas metáforas que abundan en su mente. Con las manos por encima de los hombros, agarrada del respaldo, la consciencia extraviada humecta su pensamiento. Flagelemos las paredes en la casa de los desconocidos, ahí está mi refugio. Sin consciencia de haberlo hecho, levanta el violonchelo del suelo para deshilvanar la madeja que conforma su memoria. De manera sutil se infiltra al caos articulado en sonidos. Pero alguien que no se había ido, se deja descubrir bajo un reflector encendido al frente del escenario. Antonia deja de tocar, acomoda su instrumento en el atril y sin decir palabra, se va.

 

Abandonado, completamente solo e inmerso en el silencio, el chelo espera.

La fiesta después de un concierto siempre es un placer; aunque para Antonia representa el anfiteatro. Un camino de besos y abrazos, imágenes barridas; ausente de palabras, el juego lascivo del entorno. Desplazan la música a segundo término y crean un circulo incoherente en el que muchos no creen poder entrar, aun cuando ha sido creado por ellos mismos. Antonia se da cuenta de que un personaje superfluo enriquece la realidad de los que la adulan y sin embargo no importa que estén ahí parados, no traspasarían la línea.

 

Ha decidido terminar con todo, pero tiene miedo de suspenderse a sí misma. Nadie sabe de la impotencia que siente al seguir viva. Antonia escucha un murmullo oculto que reserva su intención secreta para un momento más propicio, con el fin de quebrar el cristal que la contiene. Apenas alcanza a comprender las palabras desordenadas por la telepatía: ¡Piérdete, Antonia, abandona las miradas inciertas de los personajes! ¡Aprópiate del vino de los súbditos!

El cantinero le pregunta:

        ¿Una botella de Whisky? ¿Cuál es su nombre?– Ella lo mira largamente.

        Antonia– le enseña su gafete. Su mirada podría significar muchas cosas, pero el cantinero no lo entendería; no parece darse cuenta; él le extiende la botella.

Antonia quiso comprobar que la fiesta haya sido ofrecida en honor al “Grietsa Exemble”. La invitación traía una tarjeta que decía: Esta fiesta está dedicada al Ensamble. Permíteme el placer de tu presencia, matemos al tiempo. No faltes.

       A Antonia no le interesa saber quién la invitó. Pasea bebiéndose a tragos la botella en busca del cadalso. Profundos pasillos que terminan en rincones sin sentido le dan forma a un verdadero laberinto. Las paredes albergan cuadros viejos; pinturas de paisajes que registran la degradación del tiempo en colores oscuros con reflejos de luz. Parecerían transmitir ubicuidad: “El Síndrome... de Stendhal...” Hay retratos de antiguos señores y animales que expresan en sus rasgos la complicidad de guardar un secreto. En composición con estos cuadros que datan de siglos, los grandes muebles tallados y los árboles y arbustos alineados y podados en los jardines, los aparatos domésticos son el reflejo de una sofisticada tecnología que automatiza las funciones de la mansión. Antonia se pasea dentro de ella completamente ebria. Cuando la botella lleva la mitad, la deja en algún buró.

       Al ir por el laberinto se detiene en uno de los rincones que no continúan. En medio de las paredes blancas hay una puerta de madera bruscamente tallada con una chapa de acero. Prueba si está cerrada y la manija cede. Al entrar, ilumina tenuemente la habitación con un regulador de luz; cierra. En la habitación hay otra puerta, Antonia mantiene su mirada en esa dirección; pero tal vez no ha dado cuenta de ella. Con expresión idiotizada mira alrededor y vuelve en sí recordando lo que vino a hacer; sólo quiere culminarlo todo en la determinación de su embriaguez. El deseo inconsciente de ser salvada es fuerte; pero la impotencia es mucho más pesada. ¿Para qué retardar algo irremediable?

Aislada en un rincón se aprieta los brazos; arrastra y desprende de las paredes los miembros que vagan sueltos en giros de desconcierto. Por alguna razón ha logrado reprimir el grito que lastima su garganta y lo deja salir en llanto.

       La respiración agitada, el sudor, las manos temblorosas, sus lágrimas y desesperación. De la bolsa del vestido saca una navaja de rasurar con doble filo, la parte con los dedos y corta sus yemas; entonces una visión se produce en su memoria: cuerpos colgando de un puente, rostros de cierta familiaridad desvanecida, ovejas que bajan de una colina al atardecer con su lana pintada de rojizos, después, la silueta de un hombre que la llama desde lejos.

       Nada de eso la impresiona; el delirio se abre paso, relaja su tensión, se siente casi aliviada. Deja las navajas en una mesa para sacar un sobre de coca guardado en su vestido. Vacía el contenido en el espejo redondo que refleja el destello de su ojo cristalino. Con una de las navajas prepara dos gruesas líneas de amarga arena.

       Al aspirar la primera, siente que calcina su laringe; entonces su percepción atraviesa por una metamorfosis de proyección exuberante. La mirada sin trayectoria fija le revela que el cuarto asumió ser el único testigo, pero apaga la luz. Cuando aspira la otra línea agarra las navajas con cada mano, esperando el momento del flash. Se sienta en un sillón frente a una ventana por donde entra la luz nocturna. Acomoda sus manos poniendo cada navaja en la muñeca contraria. Una arriba y la otra abajo. En segundos, recibe el destello que mueve sus manos cortando una y otra y otra vez y desgarra junto con las muñecas las mangas del vestido. El proceso comenzó.

 

Antonia mira las heridas incrédula. El terror se apodera de ella con delicia. Se sienta, se levanta y se vuelve a sentar, mira sus muñecas, espantada de vivir su muerte. Se levanta con un ligero y largo gemido; camina como si tuviera prisa; siente escurrir la sangre. Un calambre de cuerpo entero. Su instinto confundido le impulsa a interrumpir el fluido, pero su consciencia se retracta y levanta los brazos para ver como salen los chisguetes palpitantes en la agitación del músculo cardiaco. Por un lado quisiera aferrarse a la vida, pero por otro prefiere que todo termine de una vez.

       Mareada y con frío, logra sentarse en el sillón para liberar un grito que la redime profundamente ¡Hagamos sangrar éstas paredes, hagámoslas sangrar porque están mudas y soportan el desahucio!

       Cae en el sillón con la vista nublada y ve que se abre la puerta, colándose con ello el rumor indiferente de la diversión inteligible. El ánimo de Antonia se inunda de alivio y frustración; entre imágenes disueltas alcanza a distinguir la figura insustancial de su anfitrión.

 

Falsa pesadumbre de un sentimiento dispuesto a profanar lo más recóndito de la saturada imagen que me presentas. No significas nada.

La habitación en penumbras guarda un cuerpo que arrastra su vida en un acceso de delirio aumentado por las horas. Su cuerpo tirado en un sillón. Huidizas carcajadas deambulan en el interior, se cuelan entre rendijas. Adelantaste mi propósito de manera clandestina y pretendes cumplir con esto la euforia en tus plegarias. Adelantaste tu suicidio

 

Paso mi mano sobre los ojos para ver si reacciona, pero nada. La negrura me impide ver si se está burlando de mí. No me interesa saber qué pasó, estás muerta o casi muerta. De cualquier forma iba a suceder; pero antes de saber qué hiciste, compartirás conmigo el simulacro de tu escape. Afuera todos beben su realidad en copas de cristal, y tú demuestras que nadie puede enfrentarla con frialdad. De todos modos no importa, que bien que hayas venido. Voy a regalarte la eternidad...

       La cargo con cuidado para pasar al cuarto adjunto que espera silencioso. Sin prender la luz, cierro tras de mí la puerta y me percato de la firmeza del cuerpo relajado entre mis brazos. El canto de la locura es un gemido inaudible que marca el compás de nuestra danza y la melancolía de su llanto hace surgir en mí una oscura, insondable sensualidad: el instinto primitivo de la malicia. Suspendidos del suelo, con mis brazos rodeando su cintura, recorremos la extensión del cuarto. Giramos iluminados por una luna intermitente. Su cabeza recargada en mi pecho afirma la ironía de nuestro baile Su cuerpo casi muerto y el mío casi vivo; sátira del tiempo que abofeteando la coherencia se inclina ante mi Dama como símbolo de respeto a un cuerpo con su esencia ya perdida.

       Seguimos bailando hasta que al intentar tomar su mano izquierda descubro la estupidez de sus acciones. Como si pudiera explicarme, busco sus ojos ante la luz de la luna que ahora entra plena por la ventana. Pareciera que me ve, pero su mirada se posa en un punto ubicado más allá de mi rostro. La furia me domina y la arrojo a la cama. Cierro la puerta con seguro y abro las ventanas para recibir el frescor del viento. ¿Cómo es que no vi sus venas destrozadas, que la penumbra me cegara al grado de no notar las manchas carmesí? ¿Cómo pudo despreciar su líquido exquisito? Tengo que rescatarte antes de que estés más lejos.

       Al cuerpo en la cama le cuelga un brazo y escurre sangre al suelo. Mi lengua limpia el charco desbordado, pero un débil chisguete me salpica la cara suplicando que no me distraiga. Entonces, tomo la muñeca y succiono los restos mientras aprieto la otra; ya no hay fluido. Aunque haya perdido varios litros, el sabor inunda mi boca interminablemente. El cuerpo sufre los últimos espasmos del corazón por intentar seguir bombeando. Eres parte de la muerte verdadera, el descanso será tu resurrección; no serás más la esclava sin privilegios en tu mundo de torturas.

 

Matamos al tiempo...

Desde la ventana miro el acantilado. El mar perdió su cadencia y se entrega a una extraña furia. Su transparencia matinal se ha convertido en azul sólido que lo protege de las criaturas intrusas. El cuerpo de la que he declarado mi única compañera permanece inmóvil en su protesta inapelable. La llevo hacia la ventana para presenciar juntos la agitación del mar. El viento juega con su vestido esparcido en el suelo. Mi percepción se altera por la sangre intoxicada y descubro mi mente desnuda ante el ser sin pretensiones, libre de prejuicios.

       Afuera el ambiente se revuelve impetuoso, poseído por el odio inocente de su resolución de querer salvarla. Tirados en el suelo nos unimos a la inmensidad que comparten cielo y mar, a las olas suicidas que se estrellan contra las rocas más altas. Aumentan su fuerza ingenuamente. Entonces, en un intento por relajar al mar, grito ¿Por qué no te olvidas de la clemencia hipócrita y hacemos verdadera nuestra unión? La consecuencia de tu derroche no tiene efecto.

       Lentamente desvisto la suave superficie del cuerpo sin sustancia hasta dejarlo desnudo; su textura ausente de un color vivo es aún delicada y fina, irresistible. Acaricio firmemente el cuello, los hombros y senos, rozo mis labios en su nariz. La cabeza yace en mi regazo y mis dedos peinan sus cabellos largo rato. Pronto recibirás las primeras gotas del licor que beberás el resto de tu vida. Estoy ansioso de que formes parte de mí. Con un cuchillo hago un corte en mi pecho y recargo su boca en la herida. Así se origina un vínculo fundido en piedra. Zianya.

       Con la luna ya lejana, el mar resignado desvanece su desprecio, mi sangre fluye por los labios y encuentra su cauce en las glándulas de la lengua. La tengo abrazada, impaciente de sentir que me abraza ella también. Cuando despiertes tendrás a los invitados como bienvenida. No puedo evitar una sonrisa...

 

La madrugada se difunde maliciosa entre los durmientes. Pero, ¿por qué huir cuando las horas regresan? ¿Por qué no salir a mirar el reflejo lunático en los charcos y ventanas?

       A esta altura de la noche, muchos seres vivos duermen en sus lechos confortables; se ocultan del misterio. Aun así, la noche los induce al movimiento de los sueños que la hospedan encarnando pesadillas. Los que duermen, confían su materia viajera al MOR, el punto más alto de intensidad en la interconexión de los planos, cuando las leyes acomodan el curso de la perfectibilidad transitoria.

       Fuera del pasmo, y a veces dentro de él, abren sus ojos para descubrir que sus lágrimas fueron mentira; descubrimiento igualmente falso que acude para calmarlos con un engaño.

       Sus adeptos imaginan historias de escritores que relatan vidas de asesinos y de asesinos que matan escritores. Algunos encuentran en ella la forma exacta en sus rincones. Otras veces forma parte del entretenimiento mundano, que a veces resulta excepcional.

       No es raro que haya quien prefiera apagar la luz y cerrar los párpados; las pesadillas los sorprenden y al despertar exaltados, se encuentran inmersos en la espesa negrura, atrapados en la incomprensión. Estas son las víctimas predilectas.

       La madrugada suele despertar a las bestias. Incrementa su ansiedad y los integra a la atmósfera seductora de los abismos en las sombras. Desenvuelve sus instintos y alumbra los sucesos más atroces.

...el satélite es un testigo incondicional...

 

       Si... la noche alberga buenas cosas. Los ritos y las fiestas se llenan de disfraces que terminan dispersos en el suelo. Entre los invitados se mezclan personajes anónimos que escriben sentencias y pronuncian conjuros. Sus palabras se transportan en murmullos y desequilibran a los asistentes por la sordera repentina. El ataque es inesperado.

domingo, 26 de febrero de 2012

TALADROOM-EMMANUEL CIARO

TaladRooM

    En  las calles de la noche, Olinka deambulaba entre gente sin rostro, extendía sus pasos hacia el final de un día sin fecha, sin referencia. Olinka no debía su ánimo a la desesperación o a la frustración; tenía 19 años y muchas cosas que hacer. Pagaba una escuela de teatro para aprender a mentir. A veces trabajaba como jardinera para los vecinos y ahí ocupaba mucho tiempo; los amigos que llegaba a tener no le importaban.
    Era una de esas noches que disolvían el día sin que hubiera revelado nada nuevo. Posaba en las banquetas el liviano peso de alguien que está por convertirse en fantasma. Se encontraba tan ausente del mundo que trabajar en el Taladroom nunca se le hubiera ocurrido. A esta altura del relato sus pasos no habían llegado hasta ahí.
    En el Taladroom ocurrían situaciones de matices sensuales y sórdidos. Desde afuera el letrero pintado en verde fluorescente bajo la luz roja conformaba una T mayúscula que contenía las demás letras –alad, en la tangente y room en la vertical. Al entrar, la atmósfera envolvía en un trance que no parecía detenerse. La música cambiaba de una cosa a otra. Una vez adentro podía sentirse cómo el ambiente se regeneraba a sí mismo, era una entidad que fluctuaba su forma en luz, en movimiento y sudor. Todo tipo de estridencias se producían en ese lugar. A través de meseras desvestidas de muchas maneras, el escenario parecía un abismo que gradualmente iluminaba constelaciones de humo de cigarro.
    Dos mujeres de perfil, sentadas de frente con las piernas abiertas y con la vista fija una en la otra. La música parecía ir en declive cuando ellas gritaron, a la vez que volteaban hacia el publico: “break beats!” Y la súbita presencia de un jazz electrónico parecía haberse introducido en el cuerpo de las féminas como una descarga eléctrica que las obligaba a quedar en el suelo en posiciones catárticas. Desde el escenario, el cenital que delimitaba su espacio no permitía ver lo que ocurría del otro lado, pero podría pensarse que las neuronas se encontraban afinadas para destilar toda la información en lujuria.
    Atrás del escenario las cosas no estaban más tranquilas. Todas las bailarinas estaban ahí. Sólo basta cerrar los ojos para imaginárselo. Las meseras se cambiaban el rol con las bailarinas que se disponían a lidiar con manos y miradas cuya intención era dictada por un trance. Cada una de las mujeres tenía algo especial que la distinguía, aunque no variara mucho del patrón existente en otros lugares, cosas como sus nombres, las inflexiones de lenguaje, incluso los estímulos a los que recurrían para responder al ritmo que requerían. Pero lo que las distinguía no era el reconocimiento que se tenían entre sí nada más. Su trayectoria les había proporcionado un temperamento personal que atraía a una cierta especie de clientela que correspondía con su estilo y siempre podían intentar fugarse con alguien. Por supuesto que esto casi no ocurría, la mayoría de los hombres y las mujeres que deseaban conocerlas sólo intentaban satisfacer sus ganas. Casi todos creían que en los rooms, todo era un producto en serie que no tenía más valor que el que pagaban por su consumo.
    Entre ellas se protegían y se consolaban, se odiaban y se amaban. Todas esperaban poder salir algún día de esa vida; a la vez, resignadas al fracaso. La llegada de una ocasión como ésta la recibían con incredulidad, porque no querían perder la ilusión ante la existencia transitoria. Experimentaban emociones simultáneas de incertidumbre.
    Cualquiera de ellas que hablara con uno de sus clientes por más de cinco minutos a escondidas, era candidata a una promoción desconocida que provocaba envidia y alivio a las demás.
    En una especie de camerino, que más bien era un guardarropa, había una de ellas; hablaba animadamente muy cerca del auricular. Los labios de bilé articulaban palabras con dicción experimentada y reían de vez en cuando. Al terminar, la mujer guardó su teléfono en una bolsa de mano y en una maleta guardó parte de su vestuario.

    Poco antes de las 12a.m., Olinka seguía en las húmedas calles, iluminadas con faroles. Su celular había estado sonando pero al ver que el número era el de sus papás, no contestó. Pensó en tomar el metro y que al llegar a su departamento les llamaría. Tuvo el impulso de tirar su telefonoo cuando lo escuchaba sonar, pero nada tenía la consistencia suficiente como para abstraerla de su condición perturbada. Desde lejos sólo se veía su contorno oscuro sin nada que se moviera de tras de ella. De frente tampoco parecía haber nada, la distancia limitada de un camino recorrido muchas veces. Incluso la mancha de luz rojiza pasaba desapercibida desde hacía tiempo sin que le interesara lo que hubiera adentro; Olinka parecía perdida en ese mundo de repeticiones que no tenían otro sentido que el de la reiteración.
    No había cosa que la distrajera, ni los reflejos de su figura en los charcos del suelo, ni la luz, ni la distancia. El motor de un automóvil la obligó a subirse a la banqueta a unos metros de la mancha rojiza, de ella vio salir a una mujer que cargaba una maleta, vestía un abrigo negro y tacones. Olinka se detuvo para mirarla. La mujer volteó en su dirección, pero lo que veía era el auto que en ese momento pasaba a su lado. Olinka no sabía de autos pero vio que en la cajuela decía Cadillac, era negro. La mujer del abrigo esperó a que se detuviera el auto, y al hacerlo, el conductor bajó y caminó hacia la mujer, le dio un beso y se abrazaron. El hombre la acercó a la puerta del auto y le dijo algo muy cerca del oído. Olinka los observaba, escuchó que la mujer del abrigo gritó ¡Te amo!, explotó su maleta en la pared y se subió al automóvil. El Cadillac arrancó silencioso y desapareció al dar la vuelta en una esquina.
    Olinka presenció todo desde lejos y al ver que lo único que quedó de la escena era la maleta reventada con las cosas dispersas en el suelo, caminó apresurada hacia ella. Al llegar a su lado se acuclilló y quedó frente a un montón de accesorios, maquillaje y vestuario con una historia desconocida y que la sedujo de inmediato. Después de verlo todo, lo recogió, lo guardó y con la maleta en sus manos siguió su camino. Pero al llegar a la esquina algo se activó en ella y volteó hacia atrás con la vista fija en la fachada del Taladroom.

    Olinka tiene trabajando casi dos años en algo que disfruta y que cambió su vida, representando a uno de esos personajes que tuvieron que vivir de noche para extrañar al sol y pensar que tal vez algún día.

domingo, 15 de noviembre de 2009

jueves, 18 de junio de 2009

jueves, 4 de junio de 2009

EJERCICIO

A pesar de los seres humanos tal y como somos, mi vida se nutre constantemente y aprendo a desenredar los nudos que había permitido desarrollarse en mí.
En relación a lo que no tiene que ver conmigo y que también me interesa, me doy cuenta de que como especie permitimos que sucedan cosas que evidentemente son irregulares; el hecho de que el sentido de supervivencia ahora incluya un condicionamiento comercial es una de las aberraciones que sólo se le puede atribuir a la especie humana; pero como probablemente llegue a demostrarse que es una cualidad inherente de la energía y la vida, reunir el conjunto de causas es una acción fútil. Yo no creo que exista un conflicto entre un aspecto y otro, para mí el conflicto es un modo de energía, por lo tanto nunca terminará. Lo que sí puede transformar este estado, es comprender la naturaleza de dicho modo energético y así poder experimentar el mundo de una manera mejor adaptada. Como especie llevamos alrededor de 1 millón de años evolucionando, así que es temprano para discernir qué y quiénes somos, sin que esto le reste relevancia al daño que producimos. Utilizo cualquier mecanismo para comunicar mi forma de concebir el mundo; me interesa dejar la impresión pulsante de que la especie humana debe desarticular la jaula colectiva en que se encuentra.

miércoles, 20 de mayo de 2009

TRANSCRITICISMO

POCO A POCO INTENTARÉ DESARROLLAR EL SENTIDO DE LOS CONCEPTOS QUE PROPONGO EN MI TRABAJO LITERARIO.
EN ESTA OCASIÓN SE TRATA DEL TÉRMINO TRANSCRITICISMO.
LO PROPONGO EN LA ELIPSIS SUSPENDIDA COMO UNA FORMA DE ORGANIZACIÓN QUE OPERA EN UN AMBIENTE SOCIAL CRÍTICO, COMPRENDIENDO DICHO ESTADO COMO CUALQUIER SITUACIÓN QUE NECESITE SER RESUELTA, NO EXCLUSIVAMENTE COMO UNA CIRCUNSTANCIA LÍMITE.
EL MODO TRANSCRÍTICO DE ORGANIZACIÓN OPERA EN FUNCIÓN DE PREVER LAS PROBLEMÁTICAS VIGENTES Y SOSLAYADAS, LOCALES Y MUNDIALES CONTENIDAS EN LA INMINENTE GLOBALIZACIÓN, DE MANERA QUE NO PUEDAN SER UTILIZADAS COMO CAUSAS CONSTITUTIVAS DEL DESARROLLO EXCLUSIVO O LA INACTIVACIÓN DE LAS COMUNIDADES HUMANAS EXISTENTES EN CUALQUIER SITIO EN EL INTERIOR Y EL EXTERIOR DEL PLANETA.
EVIDENTEMENTE SE TRATA DE UNA PROPUESTA HIPERCOMPLEJA. PARA COMENZAR SIGNIFICA QUE COMO PORTADORES DE UNA CONSCIENCIA RACIONAL, DEBEMOS ASUMIR QUE REPRESENTAMOS Y SOMOS RESPONSABLES DE CUALQUIER FORMA DE VIDA EN NUESTRA PERIFERIA INMEDIATA, AL MISMO TIEMPO QUE DEBEMOS COMPRENDER QUE NADA NOS PERTENECE, NI PODEMOS DISPONER IRRESPONSABLEMENTE DE SU DISPONIBILIDAD.
COMO SE TRATA DE UNA BREVE INTRODUCCIÓN AL CONCEPTO, SÓLO REPASARÉ BREVEMENTE LOS SIGUIENTES PUNTOS IMPORTANTES.
EL MODO TRANSCRÍTICO NO SE BASA EN ESTATUTOS IDEOLÓGICOS DOGMÁTICOS Y HEGEMÓNICOS, POR EL CONTRARIO, LO QUE PROPONE ES UNA REVISIÓN PERMANENTE DE TODAS LAS HERRAMIENTAS DEL CONOCIMIENTO PROYECTADA EN UN LIENZO ONTOLÓGICO. SE TRATA DE UN PRINCIPIO BASADO EN LA IMPRECISIÓN , EN EL QUE SEA POSIBLE UNA FLUCTUACIÓN COMPLEJA DE OPERACIÓN DIRECTA.
INSTITUCIONES COMO LA DEMOCRACIA, LA ECONOMÍA MONETARIA Y EL EMPODERAMIENTO DEL SABER Y POR CONSECUENCIA, DE LOS GRUPOS SOCIALES, REPRESENTAN UN ESTADO DISFUNCIONAL DE LA HUMANIDAD QUE SE AGOTA Y YA NO PUEDE PREVALECER, NO POR SU INJUSTICIA SINO POR SU FALTA DE CAPACIDAD PARA APLICAR EL CONOCIMIENTO GENERADO POR TODAS LAS DISCIPLINAS QUE DEPENDEN DEL MODO POLÍTICO DE ORGANIZACIÓN.
EL MODO TRANSCRÍTICO DE ORGANIZACIÓN NO PRETENDE ANULAR LA PRÁCTICA POLÍTICA, PORQUE SE TRATA DE UNA FUNCIÓN HUMANA, PERO SÍ PROPONE TRABAJAR EN PRO DE SUBLIMAR EL ESTANCAMIENTO DE LOS SISTEMAS QUE LA HACEN FUNCIONAR.

jueves, 14 de mayo de 2009

HEY

HOLA
HI, THERE
SOY EMMANUEL CIARO DE MÉXICO
THIS IS EMMANUEL CIARO FROM MEXICO
HAGO VIDEO
I DO VIDEO
Y SOLICITO LA RESPUESTA PÚBLICA
AND AM LOOCKING FOR RESPONSES OF PEOPLE
PARA CREAR UN PROYECTO HUMANO
2 CREATE A HUMAN PROJECT
QUE PUEDA CONTRIBUIR
THAT COULD CONTRIBUTE
CON PROPUESTAS COMPROMETIDAS
WITH SOME COMPROMISED PROPOSALS.

LO QUE ME HACE TRABAJAR EN ALGO ASÍ
WHAT MOVED ME 2 WORK SOMETHING ABOUT IT
ES QUE DE VERDAD NECESITAMOS HACER ALGO ORGANIZADO
IS THAT WE REALLY SHOULD DO SOMETHING ORGANIZED
NO SÓLO PARA DESHACERNOS DE LOS PRESIDENTES DEL MUNDO
NOT JUST 2 KICK OUT THE PRESIDENTS OF THE WORLD
NI PARA LEGALIZAR LAS DROGAS,
OR LEGALICE DRUGS,
ESOS SON DULCES,
THOSE WILL BE OUR CANDY,
UN PREMIO SIMBÓLICO.
OUR LITTLE PREMIUM PRICE.
LA GENTE QUE INTERACTÚE EN ESTE SITIO
PEOPLE THAT INTERACT ON THIS SITE
DEBE CONOCERSE PARA COMENZAR ALGO
SHOULD GATTER 2 START SOMETHING
MUY DIFERENTE DE UNA REVOLUCIÓN,
REALLY WAY DIFERENT THAN REVOLUTION ,
IDEALES POLÍTICOS,
AND POLITICAL IDEALS,
O DEMOCRÁTICOS.
AND FROM DEMOCRACY AS WELL.

ES NECESARIO TENER DISPONIBILIDAD
NECESARY 2 B DISPOSABLE
PARA LOGRAR
FOR WHATEVER IT TAKES
DISPERSAR UN MENSAJE INTLIGENTE.
2 SPREAD OUT AN INTELLIGENT MESSAGE.
CADA QUIEN DEBE INTENTARLO,
I'M TRYING ON MY OWN
PERO A LOS QUE ANDAN POR AHÍ
BUT U R SOMEWHERE, OUTTHERE
ME GUSTARÍA SABER DE USTEDES.
I WANNA KNOW U.

ME INTERESA HACER ALGO ASÍ EN MI VIDA,
I WOULD BE REALLY INTERESTED
ON DOING SOMETHING LIKE THAT IN MY LIFE
JUNTO CON USTEDES TAMBIÉN.
AND AMONG OTHER OF U PEOPLE.

NO SOY PARANÓICO
I'M NOT PARANOIC
PERO ESTOY SEGURO
DE QUE HAY GENTE
BUT I'M CERTAIN THAT THERE R PEOPLE AS WELL
A LA QUE NO LE IMPORTARÍA SECAR LA VIDA EN ESTE PLANETA,
THAT WOULDN´T MIND DRY OFF THE LIFE IN THIS PLANET,
MEANS LIFE AT ALL.
LA VIDA ENTERA.

ESPERO SU RESPUESTA
WAITING FOR UR ANSWER
2 TELL U ABOUT MY
LITERARY-VIDEOGRAPHIC-SCENIC-
SOCIAL-PHILOPHYSCIENTIFICAL-AND-MUSICAL-SHOW.
PARA HABLARLES DE MI PROPUESTA
SOCIOVIDELITERARESCEFILOCIENTIFIMUSICAL


IT WOULD BE GREAT 2 KEEP ON PERMANENT CONTACT
MANTÉNGANSE EN CONTACTO

EMMANUEL CIARO